Will Rodríguez: enero 2009

lunes, enero 19, 2009

Cajero automático: máquina fantástica


Recibo con placer el nuevo libro de la escritora chihuahuense Alicia Acosta, quien desde hace muchos años contribuye desde la ciudad de México al enriquecimiento de la literatura nacional a través de la poesía y la narrativa. Editado por Doble Sol, con sede en Argentina, este libro de cuentos y relatos titulado El cajero automático es realmente un viaje fantástico a través del pensamiento, los sueños y las vivencias de los animales, entre ellos nosotros. Insectos, batracios, aves y mamíferos dúpedos y cuadrúpedos intervienen en estas historias narradas en lenguaje fluido y accesible.

El cuento inicial es precisamente el que le da nombre al libro: El Cajero automático… Imagina que te urge pagar o comprar algo y no tienes dinero en efectivo; vas al cajero y al insertar tu tarjeta la máquina te absorbe a ti también y te encarcela en su interior metálico para enfrentarte a los personajes y héroes nacionales que ves a diario retratados en los billetes. Benito Juárez, Morelos, Nezahualcóyotl, Hidalgo, Zaragoza y Sor Juana te abruman con sus consejos no pedidos, lo cual no es lo peor, sino que estando tú adentro da la casualidad de que el cajero es arrancado de sus cimientos por unos bandidos… Y así como esta máquina te absorbe como personaje, las narraciones siguientes te atrapan como lector al grado de que no dejas de leer hasta que las páginas se acaban, amén de que se trata de un libro de extensión muy breve.

Uno de los textos más representativos del libro es la fábula titulada Razonable y pequeño universo, en la cual nos identificamos como individuos adictos al descanso y la contemplación de la naturaleza, sin darnos cuenta de que dicha adicción “ecológica” provoca serios desequilibrios en la existencia de los más insignificantes bichos que a diario construyen y reconstruyen el planeta. No menos interesantes son Los muertos no vuelven y La trotacalles. El primero nos traslada a un hospital en el que un doctor irresponsable provoca un gran susto tras dormirse en el lugar menos apropiado. Y el segundo cuenta la historia de cuando alguien de la calle llega a una casa decente y se instala para siempre.

Con este libro Alicia Acosta confirma su versatilidad creativa, pues a pesar de su brevedad aborda dos tipos de narración: por un lado, las reflexiones en torno a la vida superficial, la situación de los rarámuri de la sierra tarahumara y lo que puede significar el amor; y, por el otro, el cuento preciso, acertado, dándole vida y voz a los animales y a seres inanimados como los personajes de los billetes ya descritos, las máquinas de escribir Smith Corona, las arrugas que delatan nuestra edad e incluso los conceptos políticos que se convierten en seres que se burlan de nuestra paciencia ciudadana.

Las mayores virtudes de esta entrega editorial son la brevedad de los textos, la accesibilidad del lenguaje, el ingenio de las anécdotas y, sobre todo, la potencial universalidad, ya que es un libro que pueden disfrutar niños, jóvenes y adultos. En cada página surge un sarcasmo elegante y una crítica mesurada hacia nuestras acciones cotidianas, lo cual influye en la identificación con los personajes y en el interés por seguir leyendo y conocer más sobre la autora. Muchas felicidades a Alicia por este logro y a la Editorial Doble Sol por apostarle a la buena literatura mexicana.