Will Rodríguez: agosto 2018

lunes, agosto 06, 2018

Stranga muzikoj, magia utopio (Una extraña música, una mágica utopía)


De un cerebro llamado Zamenhof, hace 125 más seis años nació un pueblo que también era un idioma. En él cohabitan ciudadanos del mundo, aventureros de identidad forjada con tierra que absorbió la sangre vertida al ser paridos, fuego que incendia corazón y pensamiento, agua que alivia la resequedad de sus voces, aire que oxigena creatividad a la belleza. Esperanto le llamaron, y fue ahí donde Daniel Medina soñó, 125 más cinco años después, con Una extraña música que ahora nos convoca a descifrar.
Pero ¿acaso es posible comprender un lenguaje extraño en el primer contacto, identificar voces después de mucho tiempo, interpretar el canto de un cardenal que vuela por los puntos cardinales de Yucatán y América del Norte? (Escucha su canto en https://www.youtube.com/watch?v=84ARxFe7u3I&app=desktop). Daniel cree que sí y le apuesta a la utopía en complicidad con el poema. Y en eso estamos de acuerdo, pues desde esa perspectiva cualquier hijo de vecino, con un toque de sensibilidad, es capaz de descifrar los más diversos códigos.
Él cuenta que este libro trata fundamentalmente del lenguaje a partir de la posibilidad de habitarlo y del hecho de que somos lo que hablamos. Para abordar el tema empleó el concepto del Esperanto (idioma formulado por L.L. Zamenhof a finales del siglo XIX) como un lenguaje más cercano a la utopía que a la comunicación, planteando un viaje en el que la voz poética recorre espacios y reflexiones. Su recorrido inicia en la realidad (un sitio llamado Zamenhof, como el creador del idioma) y concluye en la no-aparición de la utopía, un lugar llamado Esperanto. Ello a partir de la premisa de que la poesía y el Esperanto son en síntesis lo mismo: “querer decirlo todo y siempre concluir en el fracaso”.
No obstante, en el epígrafe global del libro, Daniel retoma las palabras de Umberto Eco para revertir el sentimiento de decepción: La historia de las lenguas perfectas es la historia de una utopía y de una serie de fracasos. Pero nadie ha dicho que la historia de una serie de fracasos resulte fracasada. Esto es tan cierto como el disfrute de cada poema de Una extraña música, donde cohabitan de manera anónima voces de poetas como  Paul Verlaine, Octavio Paz, Efraín Huerta, Ramón López Velarde, María Baranda, Pablo Neruda y Jeremías Marquines, versos camuflados e incluso mimetizados con el encantador ritmo y la agradable estética del autor que los reúne. Aquí la finalidad de los intertextos es nutrir el concepto del Esperanto como un lenguaje universal. Parte de este experimento camaleónico fue la reescritura de un fragmento de Piedra de sol, enorme texto del Nobel mexicano.
Son 12 los poemas que integran este breve y mágico libro: breve por extensión, aunque infinito por conexión, y mágico por el poder de transportarnos a nuestras ciudades más íntimas y universales, aquellas donde convergen las pasiones con los cuatro elementos de la naturaleza y una enervante oferta paisajística de árboles, desierto, mar, nieve, guerra y paz. Esperanto, como hemos dicho, es lengua y pueblo, pero en un momento inesperado puede apersonarse, tal como sugieren los versos siguientes:

Voy por tu cuerpo como por el mundo, Esperanto
y tengo la certeza del camino ante la falta de que existes
vestida del color de mis deseos
cubierta de los pies hasta la boca de la noche.

Por otro lado, los juegos de palabras e imágenes son vertidos en cada página con luminosa musicalidad, reforzando la idea de que uno es lo que transmite a través de su lenguaje, y a la par queda claro que no es necesario ser un erudito de la literatura para poder vivir la poesía…

Es cierto:
cuando uno viaja tan lejos y tan solo
va siempre a la deriva.
Porque los puntos cardinales de la brújula son dos.
Puntos cardenales. 
Cardenal la piedra con su materia intacta
y cardinal el pájaro terrestre.

A partir del premio obtenido en 2017, Una extraña música ha recorrido un periplo fragmentario y en conjunto por diversos portales y suplementos literarios de alcance nacional e internacional, como es el caso de The Ofi Press, de Jack Little, edición bilingüe con la traducción de Don Cellini. Es en 2018 cuando este poemario se publica en su versión física y final o casi final, como aclara Daniel bajo el sello de Sombrario Ediciones, editorial jalisciense dirigida por Enrique Carlos. El tiraje es de 200 ejemplares que forman parte de la bella colección Cuadernos de humo.
Daniel Medina es también autor de los poemarios Mímesis para gusanos y Casa de las flores. Obtuvo el Premio INBA-CEDART de Poesía 100 Años de Letras Mexicanas 2014, el Premio Nacional de Poesía Joven Jorge Lara 2014, Mención Honorífica en el Premio Internacional Caribe-Isla Mujeres de Poesía 2015 y el Premio Peninsular de Poesía José Díaz Bolio 2017 por Una extraña música. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, albanés e italiano.
Estamos frente a un poeta que ha iniciado el camino con fuerza sorprendente. Apuesto que su vicio por la lectura y notable capacidad de asimilarla y reinterpretarla lo posicionarán en un lugar tan alto como el de los escritores que admira.